Llegar a Quimper un poco antes de que caiga el sol y recorrer sus calles sin prisas, buscar un rincón para cenar y poder conocer esta joya de la Bretaña, capital del Finisterre francés y tierra de paso de tantas personas y civilizaciones. Un plan perfecto para una agradable velada que recordaré toda mi vida…
Casi sin mirar el mapa comenzamos nuestro paseo. La parte histórica de Quimper se divide en tres grandes zonas: el sitio antiguo, la ciudad del obispo y la ciudad del duque. La primera está mas alejada del centro, por lo que decidimos recorrer las dos últimas.
La ciudad del Obispo
Aparcamos el coche junto al río Odet, fiel testigo de la historia de esta ciudad. Su cauce, al llegar a Quimper, afronta el camino final hasta el Océano Atlántico en forma de ría, con una longitud de más de 15 kilómetros. Allí descubrimos varios puentes peatonales, adornados con flores, que son conocidos como L’une des passerelles…
A escasos metros, nos encontramos con este gaitero que estaba calentando un poco antes de entrar en un concierto que se suele hacer en los jardines de la Catedral…
…dedicada a la Virgen y al primer obispo que ejerció en este templo, San Corentin. Fue construida en 3 siglos ,en estilo gótico y, durante la Revolucíon de 1793, se quemaron los muebles, relicarios y estatuas de madera polícroma de su interior…Ahora cuesta trabajo imaginar esa escena al pasar delante de ella, ya que su fachada, iluminada con el sol de la tarde, luce espectacular.
En un lateral nos encontramos con la estatua de René Laënnec, uno de los más famosos vecinos de la villa. Éste médico, nacido en Quimper en 1781, es conocido por ser inventor del estetoscopio, instrumento que creó porque le daba vergüenza acercar su oído al pecho de las pacientes, que era la forma habitual de oscultación de la época. También hizo importantes aportaciones a la medicina, delimitando los cuadros semiológicos de enfermedades cardíacas y pulmonares y describiendo numerosas lesiones anátomo-patológicas.
Os recomiendo que prestéis atención a la decoración de las fachadas de los edificios de esa parte de la ciudad. Estas estatuas, del siglo XVI, forman parte de la Maison des Cariatides.
Continuamos nuestro paseo por Quimper buscando las murallas (remparts) que protegían el centro de la ciudad. Muchos sitúan su origen en el siglo XIII…
… y en algunos puntos tienen esta curiosa compañía…
En esta zona podeis encontrar también el Jardín de la Retraite, un lugar bastante curioso, donde comparten espacio algunas especies oceánicas y exóticas, algo que pensaba que en esta zona, por clima, era imposible que se pudiera dar…
…también nos encontramos allí con estos amigos…
Al salir tomamos la calle Elie Fréron buscando de nuevo la muralla…
…y nos encontramos con esta preciosa estampa…
Se acercaba la hora de cenar y decidimos entrar de nuevo al centro histórico. Nos encontramos con la antigua capilla del colegio de los Jesuitas, del siglo XVIII.
bajamos por la calle du Lyceé…
…hasta llegar a la Place au Berre (plaza de la mantequilla), en la que creo que había 5 o 6 creperías. Tomamos asiento para degustar una de las mejores galettes, crepes bretonas, que he comido en mi vida y beber kir bretón (sidra con con crema de cassis)…
Tras la cena, aprovechando el poco sol que nos quedaba, continuamos recorriendo sus calles….
en las que pueda encontrar muestras de la arquitectura de Bretaña…
La Ciudad del Duque
Para el final de nuestra visita a Quimper dejamos una zona conocida como la Ciudad del Duque…
Este área era la única controlada directamente por el Duque de Bretaña, sucesor de los Condes de Cornualles. Imaginaros el poder que tenía el Obispo que, hasta 1791, controlaba la zona que visitamos antes, muchísimo más extensa e importante económicamente.
Tal era la competencia y disputas que, en 1210, el Duque se vio obligado a destruir una gran casa que había construido en el feudo del Obispo y sólo el arbitraje del Papa le permitió edificar un pequeño castillo en 1453 , del que quedan pocos restos.
El rincón más famoso de esta zona es la Place Terre au Duc…
Nos fuimos en busca del coche…
…con algo de música para el camino…