Wat Phra Kaew, en Bangkok, es el templo real que acoge al Buda Esmeralda. Comparte espacio con el Palacio Imperial y está muy cerca de Wat Pho, el templo del Buda Reclinado, lo que convierte a este triángulo de atracciones en unos de los lugares mas famosos y de visita obligada de la capital de Tailandia.
Una milla real para una nueva capital
Su historia, como la de Bangkok, es bastante reciente. En 1767, la entonces capital del país, Ayyutthaya, fue atacada y saqueada por el ejercito Birmano. Tras varios años de lucha se consiguió expulsar al vecino invasor.
En 1782 el trono fue ofrecido a Phaya Chakri, que bajo el nombre de Rama I inició la actual dinastía de reyes. Una de sus primeras decisiones fue trasladar la capital a una zona conocida como Ko Ratnakosin a orillas del rio Chaopharaya, que como habréis adivinado es la actual Bangkok.
Ese mismo año se plantó el pilar fundacional de la ciudad y se empezó a construir la conocida como milla real, que engloba el complejo que acoge al Wat Prha Kaew y el Palacio Imperial.
Wat Phra Kaew, el templo de una estatua con leyenda
Wat Phra Si Rattana Satsadaram, conocido también como “Wat Phra Kaeo” o “Kaew” fue construido expresamente para albergar la figura del Buda Esmeralda.
Existen múltiples leyendas sobre su origen, algunas lo sitúan en India, otras en Sri Lanka o en la misma Tailandia. En lo que coinciden todas es que ha sido “un Buda muy viajero”, por el cambio continuo de ubicaciones que sufrió, incluyendo algunas desapariciones en el camino. Se le ha situado en Patna (Bihar, India), Birmania, Camboya, Ayutthaya, Kamphaeng Phet (Tailandia), Laos y Chiang Rai, donde fue escondida por el gobernador de la ciudad.
En esa ciudad, Chiang Rai, reapareció en 1434, tras una tormenta eléctrica que causo daños en un templo. La figura se había caído y estaba agrietada. Había perdido parte del revestimiento de yeso de barro con el que se solía proteger las imágenes más valiosas de Buda. Los monjes al eliminar esa capa, descubrieron que la estatua era una representación perfecta de Buda tallada en una pieza sólida de jade, una piedra preciosa.
Tras este suceso fue trasladado a Chiang Mai, Luang Prabang, Vientiane, Thonburi, para ser ubicado definitivamente por Rama I en un templo construido en su honor. Antes de visitarlo, tienes que adecentarte y purificarte un poquito…
Ubicado en una plataforma de varios pisos, no se permite a nadie acercarse al Buda de Esmeralda, excepto al Rey. Ataviado con un manto, este se cambia durante un ritual tres veces al año (verano, invierno y temporada de lluvias) por el el rey con el objeto de traer fortuna para el país durante cada temporada. Esta figura es el protector sagrado del pueblo tailandés y dicen que al que la visita le traerá buena suerte y hará sus deseos realidad.
No todo es el Buda Esmeralda.
No hay elemento de este complejo que no esté ricamente ornamentado. Después de visitar la estatua, piérdete por las pequeñas calles que se conforman entre los distintos edificios y pabellones. En el irás descubrirás diferentes muestras de arquitectura tailandesa y algunos elementos singulares en los que quiero que os fijéis.
Uno de ellos es la estatua del ermitaño, una imagen de bronce que se cree que tiene poderes curativos. Es una estatua de piedra negra y considerado por los tailandeses como un mecenas de la medicina. Ante él, los familiares de los enfermos hacen ofrendas de incienso, frutas, flores y velas.
Los demonios gigantes o Yaksha, que encontrareis en los accesos del templo y Gran Palacio. Estas esculturas representan a una amplia clase de espíritus de naturaleza generalmente benévola, que son guardianes de los tesoros naturales escondidos en la tierra y las raíces del árbol. Son un elemento importante en el arte tailandés los podéis encontrar en las puertas de los templos budistas de todo el país por lo menos desde el siglo XIV.
Las estatuas de elefantes, que simbolizan la independencia y el poder, las podéis encontrar en todo el complejo. Los reyes tailandeses lucharon en las guerras montados en elefantes y hay una costumbre por la que los padres hacen a sus hijos rodear el elefante tres veces con la creencia de que ese acto les dará fuerza. Es curioso que las cabezas de estas figuras son los elementos más pulidos y suaves del complejo, ya que la gente las frota pensando que dan buena suerte.
Algo que tienes que hacer allí es levantar la cabeza y mirar los tejados de los edificios…
…maravillarte con las cerámicas que lo decoran y sus diferentes formas.
Y probablemente cuando bajes la mirada te encontrarás con joyas como ésta. Phra Mondop, la biblioteca, construida por Rama I y que alberga en sus estanterías el Tripitaka, que son manuscritos budistas sagrados.
Y con detalles como estos…
También puedes encontrar una maqueta de Angkor Wat, construida por orden del rey Rama IV, cuando Camboya estaba bajo control siamés. El modelo fue finalizado en yeso a instancias del rey Rama V para celebrar el primer centenario de la ciudad real.
La famosa estupa Phra Si Ratana Chedi, conocida como el Chedi Dorado, construida en el siglo XIX y que guarda las cenizas de una reliquia excepcional: un trozo de esternón de Buda.
Y con unos detalles increíbles…
Los ocho Prangs alineados que tienen una forma fálica, si has leido bien, inspirada en los símbolos del Shiva hindú.
Y para finalizar la Galeria Ramakien, que delimita el recinto del templo y nos enseña en 178 paneles la leyenda de Rama, rey del bien, y como derrota al rey-demonio de Longka, Tosakan.
Un lugar donde encontrar la paz y dejar atrás esos estados de ánimo cambiantes (ever changing modos) que nos acechan…