Decía nuestro navegador que de Bilbao a San Sebastián por la autopista hay una hora y diez minutos de trayecto, pero si algo aprendí de mi padre es que el camino más rápido no tiene por que ser el mejor, y más si estas viajando. Así que decidimos tomar las carreteras secundarias de la costa y descubrir un Pais Vasco sencillamente espectacular…
Iniciamos nuestro recorrido despidiendonos de Pupi, la mascota del Guggenheim, creado por Jeff Koons y que ya es prácticamente un símbolo de Bilbao…
No teníamos una ruta establecida, ni ningún lugar marcado en el mapa para visitar, simplemente queríamos ir pegados al mar y pararnos en aquellos sitios que nos llamasen la atención.
El primer lugar donde detuvimos el coche fue en una preciosa playa en Armintxa…
…rocas, grava y un poco de arena configuran esta “playa-cala”, donde el verde se adentra en el agua dejando imágenes preciosas…
Y si nunca te habías planteado que una carretera puede ser un lugar bello, esta entrada tal vez te haga cambiar de opinión…
ya que están rodeadas de bosques…
…de rios rebosantes de agua en pleno julio…
…de miradores desde los que descubrir el mar…
o descansar.
La sorpresa del recorrido fue cruzarnos con un lugar mágico, Gaztelugatxe…
…donde comimos y decidimos parar un rato para relajarnos.
La tarde la comenzamos haciendo nuevos amigos…
…visitando pueblos pesqueros como Ondárroa,
y sus curvas…
Conseguimos llegar a San Sebastian…
a la hora perfecta…
Pero eso, os lo cuento en esta entrada: Atardecer en la Playa de la Concha, San Sebastián