El Museumsinsel de Berlín se ha convertido en uno de los mayores referentes artísticos del mundo. Arqueología, Ciencia y Arte se reunen en este pequeño islote en el rio Spree, donde se asentaron en la Edad Media los primeros habitantes de Berlín.
Y si increíble es lo que sucede dentro del Altes, Neues, Alte Nationalgalerie, Pergamo o Bode Museum, no lo son menos las cosas que puedes encontrar en sus alrededores.
Artistas locales vendiendo sus productos en la calle frente a la catedral, mercados de libros y discos de segunda mano tras el puente del tren al lado del Bode y música en directo. Ejemplos de sencillez frente a la majestuosidad de la Sala del altar de Pérgamo, puerta del mercado de Mileto o el Busto de la Reina Nefertiti.
Y de todo lo visto ese día, lo que más me impresionó fue la actuación de Sergey Karamyshev.
En una acera, sobre una mesa tenía desplegadas copas de todos los tamaños y formas, rellenas con una cantidad medida de agua.
Deslizaba sus dedos sobre ellas con precisión y creaba magia en forma de música con cada movimiento.
Simplemente genial. Y como muestra…