Uno de los mejores recuerdos que guardo de los tres meses que viví en Irlanda es el día que pasé en Glendalough, en el condado de Wicklow. Este rincón, mezcla de naturaleza e historia, cuyo nombre significa “valle de los dos lagos“, es una visita imprescindible si estas en Dublin. Doce años después volví allí…
Y lo cierto es que parece que allí no pasa el tiempo…
La visita es una forma estupenda de empezar a recorrer el Parque Nacional de las Montañas de Wicklow. Y puedes comenzar el recorrido con estas vistas del upper lake (lago superior) desde la orilla.
El paseo es una delicia para los amantes de la naturaleza.
Cuenta la leyenda que el rey O’Tool de Glendalough, preocupado por el estado envejecido de su ganso doméstico (apenas podía moverse), pidió a San Kevin, que acababa de volver de Roma, que intentara curarlo. Kevin, a cambio, le exigió que le regalase aquella tierra por la que el ganso volase. El rey aceptó pensando que no sería mucho el recorrido que podría realizar su mascota.
Cuando Kevin tocó al animal, de repente rejuveneció y sobrevoló el valle entero, por lo que O’Tool tuvo que ceder todas estas tierras, donde el Santo estableció este asentamiento Monástico en el Siglo VI.
Y los primeros edificios que te encuentras cuando vuelves del upper lake, corresponden a ese periodo…
Los restos de la Iglesia Reefert, de estilo románico, y la St. Kevin’s Cell, la casa en la que vivió el santo.
También encontrarás muchos senderos para hacer Trekking, algunos de ellos te conducen a un conjunto de cuevas a donde Kevin se retiró durante 4 años a vivir como ermitaño.
Y viendo estos paisajes…
… a uno no le extraña nada que tuviera fama de no ser muy sociable y preferir la compañia del bosque y los animales a las personas…
Avanzando un poquito, empezamos a divisar los edificios que se encuentran en la zona del lago inferior, lower lake, que son los que se encuentran en mejor estado de conservación.
Y una vez allí, el primero con el que te encuentras es un pequeño oratorio del Siglo XI conocido como St Kevin’s Kitchen, que presenta como curiosidad que el techo está construido de piedra, además cuenta con un pequeño campanario circular.
A su alrededor se levanta un cementerio repleto de tumbas, algunas del Siglo VIII.
Y las ruinas de edificios como la casa de los curas y la iglesia de St. Mar.
A mitad del paseo por esta zona del conjunto arquitectónico, podéis encontrar la catedral del siglo XII y haceros una idea de la importancia de este asentamiento…
Y los restos que podéis ver en las fotos son solo una pequeña muestra de lo que fue este monasterio, que llegó a estar dotado de talleres, áreas de manuscrito escrito y copia, casas de huéspedes, enfermería, granjas y viviendas, tanto para los monjes y una gran población laica. Fue uno de los centros más importantes de enseñanza Cristiana y recibió ataques de Vikingos (siglo IX) y Normandos (siglo XII).
Y de lo queda de aquella época, sin duda el elemento que más destaca es la torre. De forma cilíndrica y 35 metros de altura, servía como punto de referencia para los visitantes que se acercaban, torre de vigilancia, campanario, en ocasiones como granero y como lugar de refugio en tiempos de ataque.
Concluimos la visita atravesando el doble arco de la puerta de acceso al complejo (Gatehouse) pensando que solo el tiempo sabe lo que sucedió aquí…