Comienza a atardecer en Wadi Rum, Jordania. Tras una copiosa comida en uno de los campamentos permanentes y una pequeña siesta, nos preparamos para recorrer este desierto, conocido como el valle de la luna, a lomos de un camello arábigo o dromedario. Ilusionados por poder contemplar un espectáculo único…
La experiencia de pasear en dromedario por Wadi Rum
Comienza nuestra excursión. Formamos parte de una pequeña caravana de dromedarios, conducida por dos beduinos de la tribu Zalabia, mayoritaria en esta zona. Visten la típica túnica Thoab y pasean manteniendo una animada charla, interrumpida por alguna llamada de móvil.
Levanto la mirada y aparece Wadi Rum en su máximo esplendor. Conocido también como Uadi Rum, valle rojo o de la luna, es una extenso valle desértico situado a 1.600 metros sobre el nivel del mar, donde el granito y la arenisca han sido esculpidos durante siglos por el sol, el viento y el agua.
Una parada para una foto en grupo y me surge una de esas preguntas tan oportunas ¿Voy a lomos de un camello o dromedario?
Estoy tentado de preguntarle a mi nuevo amigo, que se supone que debería ir detrás, pero ha decidido romper la fila y hacerme compañía…
Alguien me explica que es un dromedario, una de las tres especies de camello que existen. Se conoce como camello arábigo y se diferencia del resto por tener una sola joroba, el cuerpo más fino y menos pelaje. Es un ejemplo de adaptación total al desierto. Sus rodillas y tobillos tienen callosidades para resistir mejor el ardor de la arena cuando se sientan, sus pestañas largas y finas mantienen los ojos a salvo la arena, y en la joroba almacenan un depósito de grasa del que pueden nutrirse e incluso generar agua si es necesario.
Solucionada mi duda, me pierdo contemplando las distintas formaciones rocosas que van apareciendo en el desierto. El mismo que, horas antes, acabábamos de cruzar en jeep…
…donde los campamentos se esconden entre las rocas…
Y la naturaleza es la reina…
Y uno no puede dejar de pensar en cómo sería recorrer estas tierras hace unos siglos…
y en lo que debió sentir T.E. Lawrence la primera vez que estuvo aquí…
Buscando el mirador perfecto para ver atardecer en el valle de la luna
Empezaba a caer el sol y los turistas buscaban los mejores lugares para poder presenciar el atardecer…
Recuerdo como iba cambiando de intensidad la luz reflejada en la arena…
Aparcamos nuestros dromedarios en zona “marrón dorada”…
…estudiamos qué “butacas” quedaban “libres“…
…y nos adelantamos a algunos turistas rezagados…
El objetivo era llegar a este pequeño “palco” ocupado por cuatro personas…
¡Venga chicos, qué no llegamos!
¡Prueba superada!
Tomamos asiento…
…para contemplar uno de los atardeceres más bonitos que he visto en mi vida…
Tras aplaudir, emprendimos de nuevo el camino de regreso al campamento…
…acompañado de mi nuevo amigo, que decidió apoyar su cabeza en mi muslo…
…mientras la noche caía en Wadi Rum…
Esta andanza forma parte del blogtrip organizado por Visit Jordan #shareyourJordan. Como siempre, se basa en experiencias vividas por el autor, sin estar sometido a ningún tipo de revisión o censura por parte de los organizadores.