“Clavazo“: dicese del acto en el que te cobran un importe desmesurado al adquirir o disfrutar de un producto o servicio y que produce, al ver la cuenta, un escalofrío que recorre tu cuerpo y te lo deja “cortado” durante un tiempo.
Por lo general se suelen mantener en silencio, te sientes mal, avergonzado y no te atreves a compartirlo con el resto de mortales. Pero en esta entrada, diez intrépidos amigos bloggeros han decidido salir del anonimato y compartir con nosotros su “particular experiencia” sufrida mientras viajaban…
Muchas gracias compañeros…
Angie Castells, autora de Más Edimburgo (@masedimburgo) |
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Los helados de Florencia En una heladería de Florencia, nos sacaron un cucurucho enorme y nos ofrecieron, ¿dos sabores?, ¿una galletita…? Con la emoción no supimos decir que no, resultado… ¡12 € por helado! Subimos a comerlo viendo el atardecer y recordándolo no podíamos parar de reír… ¡Mejor tomárselo con humor! |
Verónica Paz, autora de Viajar Code |
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Los peligros de la tienda M&M de Londres
Emocionada por ser la primera vez que visitaba una M&M Store, olvidé que el cambio con la libra encarecía el precio y que además no se calcular pesos a ojo! Tan alegremente empecé a llenar bolsas para amigos y family. |
Miguel Angel Cartagena, autor de En ruta (@MACartagenaS) |
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Los taxis de Noruega
Hacíamos un trekking por uno de los valles de interior de Noruega que se llama Gudbrandsdalen y se nos hizo tarde, por ello 4 personas decidimos terminar el recorrido en taxi ya que llevabamos más de 10 horas andando por el bosque. Bajamos hasta la carretera que bordea el río en el interior de valle cuando vimos un pequeño pueblo y desde una gasolinera llamamos al taxi… |
Paco Piniella, autor de El LoBo BoBo (@pacopini) |
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Una de aerolineas baratas…
Para mi el mayor “clavazo” de los viajes son los excesos que cometen las aerolíneas que llaman de bajo costo, fundamentalmente la reina de ellas que todos sabemos su nombre y yo no me atrevo ni a nombrar porque me da yuyu, no solo por esos clavazos sino por la forma en que te tratan en todo el proceso de compra, viaje, equipaje etc. Hay un chiste que rula por ahí en Internet que dice algo como esto: El propietario de Ryanair entra en un hotel en Dublín. Se dirige al bar y pide una pinta de Guiness. Pues volviendo a el clavazo este tuvo que ver con que yo llevaba la tarjeta de embarque en el movil pero al parecer no en el formato adecuado y tuve que pagar creo que en torno a los 70 euros por la impresión en papel de ese boarding pass, lo que me produjo un cabreo inmenso. Pero es que con la misma compañía, mi mujer tuvo en la misma cola de embarque dejar la maleta porque no entraba en el molde, podéis decir es que esas son las reglas, pero esa maleta ha entrado muchas veces en los moldes de otras compañías y la presión que puso la chica de la cola fue tal que con los nervios no fue ella capaz de meterla. Al final más clavazo y pago de sobrecarga con la visa: tela marinera. En definitiva es una forma de maltratar al pasajero en todo el proceso. También es verdad que hay compañías y hay compañías, pero la citada del arpa es la peor con diferencias. En Vueling por ejemplo, he volado muchas veces y no me ha ocurrido nada de esto. |
Alejandra Castro, autor de Viajar cueste lo que cueste (@alejama66) |
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Del precio de los alojamientos en Londres…
En Londres por los 90 no habia internet y era llegar y caminar y conseguir alojamiento, bueno cuando me decian los precios en pounds y los comparaba al cambio en pesos argentinos, me dije que hago ??? como pago esto ??? si uso la tarjeta de credito cuando llegue a argentina, mi viejo me mata !!! quizas para un europeo era normal pero para un latinoamericano mi dios, hasta que cansada de caminar con mochila al hombro, con mas kilos porque ya era mi ultimo destino, despues de casi dos meses, unos me indicaron que vaya a una oficina de turismo juvenil en la estacion victoria, me ubicaron en una universidad cerca del metro ANGEL, un bed and breaksfast, una habitacion linda de estudiante, con baño y ducha a compartir, es el dia de hoy que despues de mas de 20 años la tengo tan presente, una foto con morriña me veo joven, linda y flaca…. jajaja |
Adrian Vigo, autor de Mola_viajar (@mola_viajar) |
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El arte del regateo y el paraguas Tailandés
Era nuestra primera vez en Tailandia y no estábamos aun puesto en el tema del regateo, vino un vendedor ambulante y nos enseña unos paraguas pintados a mano super chulos, nos pedía 20 euros por cada uno… conseguimos regatear hasta sacar los dos por 5 euros, pensábamos que habíamos hecho una compra muy buena porque de 40 euros habíamos bajado a 5 euros. Después de comprarlos seguimos andando y encontramos esos mismos paraguas por un euro cada uno en un puesto callejero. Ahí aprendimos que no tienes que hacer mucho caso al primer precio que te dicen, tienes que preguntar en varias tiendas para hacerte una idea de lo que valen las cosas. Empezamos ahí a controlar el arte del regateo!!! |
Patricia Cuni, autora de Mad about travel (@madaboutravel) |
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En Roma tampoco pidas helados
Fue en septiembre de 2012. Después de un largo día callejeando por Roma estábamos cerca de la Plaza de España (un lugar que, francamente, no me dijo nada) y pensamos que sería buena idea comernos un rico helado. Entramos de casualidad en la infame Gelateria Antica Roma, justo al lado. Aunque los precios no estaban a la vista, pedimos un helado… Eramos conscientes de que por ser un sitio turístico iba a ser caro pero no que nos fueran a costar 12€ cada uno! Ufff… Indignadas y enfadadas pagamos y nos fuimos… y no disfrutamos para nada del cucurucho |
Hector Navarro, autor de Mi baúl de blogs (@Mibauldeblogs) |
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De cambios de moneda..
Fue en Cuzco. Acabábamos de llegar de Argentina e íbamos a pasar una semana y media antes de ir a Ecuador, recién llegaditos a los Andes. Comimos muy barato, descubriendo la Inca Cola y el cuy. Pagamos con visa. Al volver a España comprobé los gastos (no había internet año 95) y vi que me cobraron 10 veces más. No controlé el cambio de los soles, acababa de llegar y me pillaron con la guardia bajada. Sólo me ha pasado una vez, jaja |
Miguel Loitxate, autor de El Txoko de Lonifasiko (@Lonifasiko) |
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Una coca cola por favor…
Septiembre del 2011, hace calor en Roma, y entre las ruinas del Coliseo romano todos sabemos que aprieta todavía más. Evitando las tiendas ambulantes que venden agua helada, literal, frente al monumento, acudimos a la terraza de un bar situado en una cuesta cerca del mismo, desde donde se ve parte de su majestuosa fachada. No hay servicio de terraza por lo que entramos a pedir dentro del bar, denominado Ristorante Bar Oppio Grill, decorado de forma muy moderna. Tenemos algo de hambre, y vemos que tienen una especie de mini bocadillos, de prosciutto, de salami, etc., que valen 4,5-5 euros. Bueno, es normal, es un poco atraco pero estamos frente al Coliseo. La sorpresa viene con la bebida, ya que sufrimos en nuestras carnes una puñalada trapera, a la italiana, que cual gladiadores, nos deja heridos de muerte en la arena. Sí, nos cobran por una lata, repito, lata de Coca-Cola, nada más y nada menos que ¡6€! ¡Mamma mia, ma’ commo ragazzo! Con el caffe latte de mi mujer no recuerdo exactamente la sablada, pero creo que fueron 4 euros o más. De todas formas, nos acordamos en especial de la aquella maldita Coca-Cola. Sí, seguramente otros muchos turistas como nosotros han contribuido a que el dueño de este bar tenga probablemente varias cuentas en las Islas Caimán. Yo desde luego, si volvemos a Roma, sé dónde no me sentaré a tomar nada, lo juro por Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejercitos del norte, general de las Legiones Felix y leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio. |
Alfonso Javier Matías, autor de Robin Jú (@robinjublogspot) |
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Un Karaoke de Yokohama
Recién llegados a Japón, donde nos quedábamos en casa de unos amigos, fuimos a cenar con ellos y la pandilla que habían formado allí. Eramos unas 20 personas de 12 nacionalidades distintas (la ONU). Tras cenar en un coreano, nos fuimos a un karaoke. Allí son pequeños bares con una barra enorme y estrechos donde existen 4 o 5 teles y varios micrófonos. Lo dimos todo. Tomamos algún cubatilla o mejor dicho varios, aunque allí solo se ponía alcohol porque los refrescos lo teníamos que comprar en una maquina en la calle. Tras 4 horas y algún momento de gloria, el camarero más soso de la historia nos trajo una cuenta de 160€ por pareja… |
Espero que os sirvan y tened cuidado porque la acumulación de clavazos te pueden hacer terminar cantando esto…