La vida te va regalando momentos inolvidables, muchos de ellos son planeados durante mucho tiempo y otros surgen de repente y jamás se olvidan. En estos últimos meses de mi vida se han dado varias de esas situaciones mágicas.
Hoy me quiero centrar en una experiencia que duro una horita y que cada vez que viene a mi cabeza me hace sonreír.
Para situaros, imaginaros una ciudad de unos seis millones de habitantes y unas cuatro millones de motos. Un casco antiguo con callecitas pequeñas llenas de todo tipo de comercios y muy caótica. Pensad que vais andando con vuestro guía, que se llama Suito y que en su móvil no para de sonar la camisa negra de Juanes. Son las 4 de la tarde y pesa más el noventa por ciento de humedad que los treinta grados de temperatura.
Bienvenidos a Hanoi.
Y ahora Suito te dice que vas a dar una vuelta en una bici-taxi durante una hora por esas calles, con estos dos personajes…
Y comienza una de las aventuras más divertida y subrealista que te puedas imaginar.
¡Tu gritas..ellos gritan!
¡Tu pones caras.. ellos más!
Y mientras, miles de motos literalmente te esquivan y desde los puestos te ofrecen comida, ropa, zapatos..
Y cuando vuelves al punto de partida, sigue sonando Juanes..