Y os miro a todos, viendo como el amor está dormido.
Y mi teclado llora suavemente…
Y no entiendo por qué en estos tiempos repletos de herramientas de comunicación, os creáis tantas barreras.
Y por qué os alejáis de vuestros sueños y desperdiciáis vuestro inmenso potencial.
Y mi teclado sigue llorando suavemente
Y no sé qué os obliga a dejar de expresar lo que sentís por los demás, a decir TE QUIERO.
Y por qué cuando alguien se os acerca, os sentís vulnerables y os defendéis.
Y mi teclado continua llorando suavemente…
Y la experiencia acumulada desgraciadamente sólo os sirve para dar excusas.
Y cómo perdéis la naturalidad, transformándola en ese estúpido autocontrol.
Y por qué dejais de sonreír.
Tal vez yo sea como vosotros, pero no me quiero quedar aquí sentado sin hacer nada y envejeciendo, mientras mi teclado llora suavemente..
Y os agradecería que cuando me comporte así, me lo hagáis saber y me pongáis una canción de George Harrison, con una letra llena de paz, amor y vida. Como sólo él sabía hacerlas.
Que os acerquéis con una sonrisa y me hagáis reír porque probablemente sea lo que más necesite, y si no es mucho abusar, también os pediría un pequeño abrazo.
Y entonces, sólo entonces, mi teclado dejará de llorar suavemente.
En memoria de George Harrison
(Liverpool, 25 de febrero de 1943 – Los Ángeles, 29 de noviembre de 2001)