Lo que para muchos seria una desgracia, estar situada entre tres colosos turísticos como Praga, Viena y Budapest, para Bratislava se ha convertido en una extraordinaria oportunidad.
Lo que empezó como un pequeño asentamiento céltico, y con el paso del tiempo, lugar de coronación de reyes húngaros, receptor de visitantes ilustres como Mozart o Lindt, capital de provincia tras la anexión a Chequía; es, desde hace 20 años, la principal ciudad de la “joven” Eslovaquía.