La primera vez que pasé por delante del Teatro di Marcello era de noche. Su silueta apareció casi de sorpresa en la ventana del taxi, mientras el conductor nos decía algo así como “piccolo teatro di Roma“. La historia de este lugar, que comparte espacio con las ruinas de los templos de Apolo Sosiano y Belona, es tan curiosa que bien merece una entrada. ¿Os apetece descubrirla?
El Teatro di Marcello, de Julio Cesar a Augusto
La construcción de este edificio la inició Julio César, que decidió ubicarlo en el extremo sur del conocido como Campo Marzio (Campo de Marte), un lugar donde la tradición había consagrado las representaciones teatrales. Para ello expropió terrenos y ordenó demoler inmuebles existes, como el Templo de la Piedad, lo que le costó muchísimas criticas.
Tras el asesinato de éste en los Idus de Marzo del año 44 A.C., su sucesor, Augusto, retomó el proyecto. Volvió a realizar expropiaciones y decidió construir un edificio más grande, con un aforo entre 15 000 y 20 000 espectadores.
Aunque muchas fuentes sitúan la fecha de finalización del teatro entre los años 13 a 11 A.C., ya se utilizó en el 17 A. C. para albergar los Juegos Seculares, cantados por Horacio. Esta celebraciones eran unas celebraciones religiosas, que duraban 3 días, consistían en sacrificios rituales y representaciones teatrales.
Augusto decidió darle el nombre de Marcello, en homenaje a un sobrino suyo que murió unos años antes de la inauguración. En su momento, fue el segundo teatro más grande de Roma, solo superado por el de Pompeyo.
Como curiosidades, el escenario estaba decorado con columnas y estatuas de mármoles blancos y de color y estaba protegido contra posibles inundaciones del río Tíber. También disponía de 36 jarrones de bronce que facilitaban la acústica del teatro.
Restauraciones, reconversiones y vuelta a los origines..
El Teatro di Marcello estuvo en funcionamiento hasta el Siglo IV y durante ese tiempo fue restaurado por Vespasiano y Alejandro Severo.
Tras su abandono, algunas materiales del edificio fueron utilizados para arreglar el Puente Cestio y otros lugares de la ciudad. Siglos más tarde, aprovechando su situación y elevación respecto al nivel del río se se transformó en una fortaleza.
El nuevo palacio, diseñado por Baldassarre Peruzzi, fue ocupado por las familias Savelli y Orsini durante varios siglos y todavía se puede ver ya que ocupa la tercera planta del teatro.
Durante principios del Siglo XX, en los años 30, el Ayuntamiento de Roma adquirió la parte inferior del edificio, que corresponde a las estructuras romanas, e inició las obras de excavación y restauración de la zona, tal y como podemos visitarla ahora. El Teatro ha compartido espacio durante todos estos siglos con los templos de Apolo Sosiano y Belona.
El Templo de Belona
Este templo estaba dedicado a la diosa de la guerra Belona y fue construido por Apio Claudio Ceco como voto tras su batalla contra los etruscos y los samnitas en 296 A.C. Los restos que podemos ver se creen que corresponden a la reconstrucción que realizó Augusto de la zona, mientras construía el teatro.
El templo de Apolo Sosiano
Éste templo en honor del dios Apolo, llevaba siglos enterrado en un solar ocupado por edificios medievales. Durante unas obras en 1930 se descubrieron varios restos de la estructura y del Pórtico que se ha reconstruido parcialmente. Estas ruinas provienen, al igual que el templo de Belona, de la reconstrucción que hizo Augusto de este área.
Pero lo cierto es que en ese lugar se había erigido el primer templo de Apolo mucho antes. En el año 431 A.C, se inauguró el primer edificio del templo, dedicado a Apolo Médico, por el cónsul Cneo Julio después de una plaga. Sufrió varias modificaciones previas a la de Augusto, incluida la de César, que decidió dedicar también el templo a Diana, la hermana de Apolo, ya que había destruido el santuario que ésta tenía en la zona, para construir allí el Teatro di Marcello.
Creo que os voy a seguir contando estos meses algunas historias de romanos…