El castillo de Dunnottar es uno de esos sitios que parecen destinados a impresionar a quien lo visita. Esta fortaleza, construida sobre un acantilado, esconde entre sus muros secretos y anécdotas del pasado de Escocia. En esta entrada os quiero hablar un poco de su historia mientras paseamos por sus alrededores.
Un lugar habitado desde hace miles de años
El sitio sobre el que se asienta el castillo ha sido habitado desde la época de los Pictos (5000 aC a 700 dC), aunque la fecha exacta no se conoce. Estos eran una confederación de tribus que habitaban el norte y centro de Escocia (al norte de los ríos Forth y Clyde) y que eran descendientes de los Caledonios y otras tribus.
Era un lugar importante para los Pictos y su religión, muy similar al druidismo, que adoraba la masculinidad, la feminidad y los espíritus de la naturaleza. El sitio del castillo y sus alrededores tiene un fuerte carácter femenino y una simbología, que en Dunnottar toma la forma de la “dama verde“.
Algunas personas afirman haber visto el espíritu de la dama verde en la antigua fábrica de cerveza del castillo. Ella estaría buscando a sus “niños perdidos“, que son los Pictos que se convirtieron al cristianismo alrededor del siglo V DC. La única duda que me genera esta historia es si la han visto antes o después de beber varios zumos de cebada y malta.
El nombre Dunnottar deriva de la palabra picta “Dun“, que significa fortaleza de la colina o lugar de la fuerza.
De iglesia primitiva a fortaleza
Como os comenté antes, St Ninian llevó el cristianismo a los Pictos, y eligió Dunnottar como el lugar para edificar una de sus iglesias.
No se tiene constancia de cuando se edificó por primera vez la fortaleza, aunque no es muy descabellado pensar que tuvo que ser en esa época. Se sabe, por ejemplo, que en el siglo IX, el Rey Donald II murió defendiendo el castillo de Dunnottar de una invasión vikinga, que tomó y destruyó el sitio.
William Wallace y los Condes Marischal
En el siglo XII el castillo de Dunnottar fue convertido en asentamiento católico y se edificó la primera capilla de piedra. Pero no duró mucho tiempo, porque William Wallace le prendió fuego unos años después, aprovechando que una guarnición de soldados ingleses se refugian en su interior.
Más tarde fue el hogar de una de las familias más poderosas de Escocia, los Condes Marischal, título que fue otorgado por el el Rey James II a Sir William Keith en el Siglo XIV.
Era uno de los tres grandes títulos del Estado. El Conde Marischal tenía la responsabilidad específica en los eventos ceremoniales, proteger los Honores de Escocia (Joyas de la Corona) y la seguridad del Rey en el Parlamento. Esto conllevaba que con cierta frecuencia los reyes escoceses se alojaran en Dunnottar.
Los Honores de Escocia y Cromwell
En 1649, Carlos I, Rey de Inglaterra y Escocia fue ejecutado por Oliver Cromwell. Un año después, Carlos II, hijo del monarca depuesto, llegó al noreste de Escocia, y se quedó una noche en Dunnottar, con la intención de viajar al sur para reconquistar los dos reinos de su padre. Fue coronado en Scone y en la ceremonia portaba los conocidos como Honores de Escocia: la Corona, el Cetro y la Espada del Estado.
La importancia de estas joyas residía en que eran el icono más importante de la monarquía y de los dos reinos, ya que las de corona inglesa habían sido destruidas.
Cromwell, al enterarse, ordenó la invasión de Escocia. Tras la toma de Edimburgo, el lugar donde se solían guardar los Honores, Carlos II ordenó el conde Marischal llevar las joyas a Dunnottar y protegerlas allí.
Lo curioso de esta historia es que Dunnottar, protegida con unos 70 hombres, resistió durante 8 meses el asedio del ejército de Cromwell. Tras su toma, descubrieron que las joyas ya no se encontraban allí. Fueron trasladadas de forma clandestina días antes y enterradas en la iglesia de Kineff, un pueblo cercano. Los Honores de Escocia permanecieron allí escondidos durante once años, hasta que el rey regresó al trono y fueron devueltos al castillo de Edimburgo.
La cámara acorazada y los Whig
En 1685, ciento veintidós hombres y cuarenta y cinco mujeres fueron encerrados en la cámara acorazada, al negarse a reconocer la supremacía del rey en los asuntos espirituales. Fueron encarcelados con poca comida y sin saneamiento del 24 de mayo hasta finales de julio.
Algunos acordaron jurar fidelidad y fueron puestos en libertad, otros escaparon, algunos murieron y otros fueron deportados a las Antillas, aunque casi ninguno llegó al morir de fiebre en el camino.
Los últimos años del Castillo de Dunnottar
En 1715 el último y décimo conde Marischal, George Keith, fue declarado culpable de traición por su participación en el levantamiento jacobita. Sus propiedades, incluyendo el Castillo de Dunnottar, fueron incautados por el Gobierno.
Después de este episodio el castillo fue abandonado hasta que fue adquirido por la familia Cowdray en 1925. La primera vizcondesa Cowdray se embarcó en un programa sistemático de reparación. Desde entonces el castillo ha seguido perteneciendo a la familia Cowdray (Pearson), y ha sido abierto a los visitantes.
Una última historia… Los días nublados, se rumorea que un antepasado de Sir Perez de Vergara aparece de la nada…
y recrea algún momento tenebroso…
Todo puede pasar en esta roca sólida…