Visitar la Piazza Navona en Roma es recorrer un pequeño museo barroco al aire libre. Es una de las plazas más bonitas y animadas de la ciudad, centro de la vida y el turismo de este pequeño paraíso, que esconde una historia plagada de anécdotas y algunas joyas que merece la pena contemplar.
El estadio de Domiciano
La plaza Navona ocupa el espacio en el que se situaba el estadio del emperador Domiciano. En el año 86 D.C., ordena construir en este lugar, que en esa época era un suburbio de Roma conocido como Campo Marzio, un recinto en forma de U para pruebas de atletismo y unas gradas de piedra con cabida para 15.000 espectadores.
El estadio estuvo en pie durante dieciséis siglos. Los asientos originales se mantuvieron en uso hasta el siglo XV. En la Edad Media se celebraban allí torneos de caballeros. Como curiosidad en esa época se ejercía la prostitución en sus pórticos y en la zonas traseras de las gradas.
Hasta mediados del siglo pasado, la plaza se inundaba de agua cada verano convirtiéndose en el “Lago de la Plaza Navona“. Cuando era un estadio, se hacia para rememorar batallas navales, uno de los juegos de la Roma Imperial que se conservó como tradición. Era un divertimento más para las familias de los papas, nobles y prelados que pasaban el verano en la ciudad.
La transformación por Inocencio X
Uno de los edificios de la plaza pertenecía a la familia Pamphili. Un miembro de ésta, Inocencio X, tras ser nombrado Papa, decidió transformar el estadio en una bellísima plaza que decoró con tres obras maestras del barroco: la Fontana dei Quattro Fiumi (de Bernini), la Iglesia de Sant’Agnese in Agone, antigua capilla de la familia del papa (de Borromini) y el Palazzo Pamphili, residencia de Donna Olimpia, su cuñada.
La fuente de los cuatro Rios de Bernini
Sin duda el elemento más famoso de la plaza. Es, junto a la Fontana de Trevi, uno de los mejores ejemplos de urbanismo barroco. Creada por Bernini, utiliza el agua y los destellos de luz para avivar la atmósfera de la plaza.
El escultor recreó el entorno natural de los cuatro ríos más importantes de la época (el Nilo, el Danubio, el Ganges y el Río de la Plata). La fuente es coronada por un obelisco egipcio y lo hace pareciendo suspendida en el aire. Para conseguir ese efecto, Bernini diseño una gruta hueca debajo de las figuras…
Dos curiosidades sobre la fuente. Para sufragar los inmensos costes del proyecto el Papa impuso una tasa sobre el pan. Ésta medida tan impopular le hizo sufrir años de improperios de todo tipo.
El diseño fue elegido mediante concurso. Todos daban por ganador a Borromini, pero Bernini consiguió que Olimpia entregara al Papa, como regalo, una maqueta del proyecto en plata maciza.
La fuente del Moro
Esta fue, diseñada originalmente por Giacomo della Porta en 1575, representa a un moro de pie en una concha marina con una cascada, luchando con un delfín, rodeado por cuatro tritones, situada en una base de mármol rosa.
Lo curioso es que la figura principal fue añadida 78 años después por Bernini…
Iglesia de Santa Agnese in Agone
Edificada sobre una iglesia medieval que se encontraba entre las ruinas del estadio para guardar la memoria de Santa Inés, martirizada en este lugar. Se cree que en este lugar se situaba el burdel donde fue obligada a desnudarse para divertir a los clientes. Según la leyenda ,sus cabellos crecieron milagrosamente hasta cubrir su desnudez. Tras infructuosos intentos de abrasarla viva al final muere apuñalada.
El papa Inocencio X encomendó a Girolamo Rainaldi y a su hijo Carlos, el proyecto de construcción de una capilla en este lugar. Dicen la malas lenguas que con el propósito de aprovecharse del buen nombre de la santa para limpiar la reputación de su cuñada Olimpia Maidalchini. Tras una primera ejecución que no fue del agrado del pontífice, encargó a Borromini derribar el muro frontal y proyectar la nueva fachada, diseño que ha llegado a nuestros días.
El Palacio Pamphili y la Fuente de Neptuno
Los dos últimos elementos más destacables de la plaza son el Palacio Pamphili, actual embajada de Brasil y la Fuente de Neptuno. El primero era la residencia de la familia del Papa, lo que contribuyó de forma decisiva a la transformación de este rincón.
La Fuente de Neptuno fue proyectada también por Giacomo della Porta en el siglo XVI, aunque las estatuas principales y las nereidas fueron añadidas en el siglo XIX.
Un sitio mágico… ¿no crees?…