Coronando un risco bañado por el rio Moldava, el Castillo de Praga se hace visible desde los principales puentes de la ciudad. Esta fortaleza del siglo IX, es un puzzle compuesto por varios edificios de diferentes estilos que encajan de una forma tan curiosa, que no te puedes ir de la capital de Bohemía sin visitarlo.
Subiendo por Mala Strana desde el puente de Carlos llegas a Hradcany, el barrio al que da nombre el Castillo (Pražský Hrad). Desde el exterior no consigues hacerte una idea de la estructura y dimensiones del interior.
A medida que avanzas descubres palacios, edificaciones pertenecientes al antiguo castillo, una basílica, una catedral, un convento, viñedos y dos inmensos jardines, el real de estilo renacentista y el del sur.
Para no alargar mucho la entrada y sin querer desmerecer el resto del complejo, os voy a hablar de los tres rincones que más me gustaron de la visita que hicimos. Empezamos por…
La Catedral de San Vito (Katedrála sv Vita).
El templo más grande de la ciudad, lugar donde se celebraron coronaciones de reyes y mausoleo de soberanos, obispos y nobles, tiene una curiosa historia.
Inicialmente fue una iglesia románica fundada en el año 925 por el príncipe Vaclav. Un siglo después, en 1060, se transformó en una basílica de tres naves y dos campanarios. En ese periodo se creó el obispado de Praga y se fundó el cuerpo de canónigos, que más tarde se convertiría en una institución cultural y administrativa muy importante en el reino.
En 1344, Carlos IV decide construir una catedral gótica. De esos años son la capilla mayor , la famosa Capilla de San Wenceslao, el Portal de Oro y la parte inferior de la torre principal.
Y aunque os pueda parecer increíble, tuvieron que pasar casi 600 años para poder ver el templo finalizado y consagrado. Mientras se iban haciendo algunas obras. Por ejemplo, en la época renacentista, el campanario principal fue coronado con un casco de ese estilo y se construyó el coro de música. También se cerró de forma provisional la fachada.
Esta circunstancia le dota de una mezcla de estilos que creo que enriquece el conjunto. Los habitantes de Praga tuvieron que esperar hasta la segunda mitad del siglo XIX para ver como se iniciaban las obras definitivas que concluirían la construcción de la Catedral. Primero se tuvo que reparar lo levantado siglos atrás, para después finalizar el templo en estilo neogótico.
De todos los rincones del templo, creo que uno destaca sobre los demás…
La tumba de plata de San Juan de Nepomuceno, del que os hablamos en una entrada anterior. Este santo era el confesor de la reina de Bohemia y se negó a romper el voto de secreto de confesión, por lo que fue martirizado por el rey Wenceslao IV de Luxemburgo y arrojado al Moldava metido en un saco desde el Puente de Carlos. Cuenta la leyenda que en ese lugar aparecieron 5 estrellas bailando en la superficie, por esta razón su figura se representa con un halo estrellado…
También me llamo la atención una estatua de un minero de Kutná Hora del siglo 18 en un pilar del oratorio real…
Al salir, contemplas la torre sur de la catedral en su máximo esplendor. De 90 metros de altura, puedes subir si no te dan miedo los 287 escalones que te llevan hasta arriba. Como el resto del edificio, se edificó varias veces. La primera torre es del siglo XIV y fue posteriormente reconstruida en los siglos XVI y XVIII. Allí está instalada la campana más grande de la República Checa, y tiene hasta nombre, Zikmund.
En esa misma plaza encuentras el complejo de edificios que forman el antiguo palacio real, convertido ahora en museo.
Qué buenos recuerdos me trae este lugar…
Basílica de San Jorge (Bazilika a klášter sv. Jiří)
Nuestra segunda parada es la Basílica de San Jorge. Del siglo X, es un precioso edificio románico, que alberga las tumbas de la dinastía Premyslidas (Přemyslid), los antiguos gobernantes de las tierras checas. Un incendio en el siglo XII casi lo destruye por completo. Podéis encontrar allí también un antiguo convento que ahora es sede del Museo Nacional de Arte Checo.
También podéis encontrar a “Brigita” , una estatua de piedra del siglo XVI que es una alegoría de la vanidad y que está en la cripta de la basílica. Su nombre proviene de una leyenda.
Cerca de la basílica vivía una pobre viuda con su hija Brigita. Ella una bella mujer de la que se enamoró un escultor italiano que trabajaba en el castillo. Decidieron casarse y el se tuvo que ausentar un tiempo, prometiéndole ella fidelidad durante su ausencia. Cuando regresó, preguntó a todos los vecinos y una mujer celosa acusó falsamente a la viuda de haber engañado a su prometido. El decidió vengarse y mató cruelmente a Brigita, la hija, y la enterró. Unos meses después el cuerpo fue descubierto, el italiano fue declarado culpable y condenado a muerte. Él escultor pidió un poco de tiempo con el fin de hacer una obra de la niña. Algunos cuentan que fue indultado después de crear una hermosa escultura, otros dicen que fue ejecutado…
Callejón del Oro (Zlatá ulička)
El callejón de oro se creó después de la construcción del muro norte del Castillo. En el se instalaron una serie modestas viviendas, habitadas por los sirvientes del castillo, orfebres (de ahí probablemente su nombre] y los tiradores del castillo.
Fueron ocupadas hasta la Segunda Guerra Mundial, y como curiosidad Franz Kafka vivió desde 1916 hasta 1917 en la casa N º 22.
Para finalizar la visita, no se me ocurre nada mejor que estas vistas del Puente de Carlos y de la ciudad vieja que podéis disfrutar en el Castillo…
Aprovechando que el post va de castillos, os dejo con una canción de Beverley Craven…