Nuestra tercera parada en Nara fue Kasuga Taisha, santuario sintoista a los pies de las montañas sagradas Kasugayama y Mikasayama y conocido por albergar la colección de lámparas de piedra y bronce más impresionante que he visto en mi vida.
Construido en el año 768, como un regalo o capricho de la familia Fujiwara, que era una de las más poderosas de la corte imperial allá por el siglo VIII.
Recorrer el camino que lleva al templo es una delicia, las lámparas de piedra que se encuentran a ambos lados del camino (1.000 según algunas fuentes, aunque yo me fio más de mi amigo Luis de Japonismo que sitúa la cantidad en 2.000), se mimetizan con la vegetación del parque…
Desde 1998, junto al Bosque Kasugayama cerca de él, están declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad al formar parte de los Monumentos históricos de la antigua Nara.
Y cuentan antiguas historias locales que uno de los cuatro dioses de este santuario, Takenomikazuchi-no-mikoto, apareció en el Monte Mikasa-yama montando un ciervo blanco. Desde entonces estos pequeños personajes fueron considerados como seres divinos y, matar a uno de ellos, era considerado como una ofensa capital castigada con la muerte hasta 1637, que es la última fecha que se tiene constancia de tal castigo.
Tras la segunda guerra mundial, los ciervos fueron despojados de ese estatus y a cambio se les designó como tesoros nacionales y están protegidos. Éste de la foto está más tranquilo que los que pudimos ver merodeando el resto de templos.
Tras acceder por la Torii…
…purificarnos (o más bien refrescarnos) antes de acceder al templo…
…empezamos a divisar el santuario.
Destaca por la forma de sus techos, que llegaron a dar nombre a un estilo arquitectónico llamado kasuga-zukuri…
…aunque lo que realmente le hace conocido son las 1.000 lamparas tōrō, de bronce que se encuentran en su interior.
Visitarlo es gratuito, solo tienes que pagar entrada si quieres entrar en los pasillos interiores, donde están las linternas.
Nosotros decidimos seguir nuestro camino por el parque natural…
Donde encontramos alguna estampa tan curiosa como ésta…
y encarando nuestra última visita a Nara…
Pero eso os lo contaré en otra andanza…