Tras acceder en nuestra anterior entrada a Angkor Wat por la puerta del Elefante y recorrer las galerías principales y el segundo nivel, encaramos la parte final de nuestra visita, una vez que hemos alcanzado el corazón del complejo…
En el tercer nivel del “templo de la capital” encontramos el santuario principal del complejo…
Coronado en el centro por la gran atalaya o torre central, de 55 metros de altura, que simboliza el monte Meru.
Justo debajo se erigía una majestuosa estatua de oro del dios Vishnu, esculpida con los rasgos de Suryavarman II, que como os comente en el post anterior fuer el rey que construyo este templo.
Pasear por sus pasillos…
…observar los detalles que aún se conservan…
…e intentar imaginar como fue la vida allí hace casi 1000 años, hacen de esta visita un momento mágico.
También se puede divisar la entrada principal, las dos bibliotecas y los estanques…
Antes de abandonar el tercer nivel os quería contar algunas cosas relacionadas con el templo…
A diferencia de los templos diseñados para el culto, a los que estamos más acostumbrados por aquí, Angkor Wat fue construido como una morada para los dioses…
Esto implicaba que sólo tenían acceso a él la élite sacerdotal y monárquica.
En 1992 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad y ha sufrido varias remodelaciones, las principales encaminadas a transformar el templo de hinduista a budista.
Dicen que es la mayor estructura religiosa construida…
…y ha sido saqueada en múltiples ocasiones.
Abandonamos el tercer nivel…
…y descubrimos en el segundo…
…la sala de los mil budas, de la que salimos para dirigirnos a la entrada principal…
…buscando los estanques para hacer la típica foto…
(Momento yo estuve allí de la entrada)
Una última mirada…
…un árbol que tape los andamios…
Le decimos adiós a Vishnu…
Y a buscar nuevos templos…
Me encanta esta canción de Sexy Sadie… volver, renacer…