Una de las múltiples razones por las que Berlín es una de mis ciudades favoritas es por su decisión de no ocultar un pasado reciente marcado por la división, la tristeza y oscuridad, convirtiendo sus principales rincones en pequeñas escuelas donde la historia nos enseña y recuerda lecciones que no se deben de volver a repetir. Y lo han conseguido con la inmensa habilidad de transformarlos en reclamos turísticos y pequeños motores económicos del área donde se encuentran instalados. Hoy os quiero hablar de uno de los más famosos, el Checkpoint Charlie.
Está situado en el cruce de las calles Friedrichstraße con Zimmerstraße y Mauerstraße. A escasos metros podéis encontrar el museo del muro (Mauer museum).
El Check Point Charlie era uno de los 81 pasos fronterizos existentes en Berlin desde 1949 para cruzar desde la República Democrática Alemana a la República Federal (o a la inversa), tras la división en dos de la ciudad. Con el tiempo el éxodo de ciudadanos hacia la parte occidental fue tan grande, más de 2 millones de personas, que las autoridades de la RDA decidieron en 1961 construir un muro y cerrar la mayoría de los controles fronterizos reduciéndolos a sólo 12.
Éste paso solo podía ser usado por empleados militares y de embajadas de los aliados, por extranjeros tras el pago de una tasa, trabajadores de la delegación permanente de la RFA y funcionarios de la RDA. Con el tiempo se permitió por parte de las autoridades orientales, visados excepcionales a sus compatriotas que estuviesen jubilados, a aquellos que requerían visitar familiares por circunstancias graves o excepcionales, o aquellos que tenían que hacerlo por motivos de trabajo. Aunque también podían denegarlos sin necesidad de explicar las razones.
Como curiosidad, los ciudadanos de la RDA que querían cruzar a la parte occidental solo podían cambiar una pequeña cantidad de dinero, para intentar evitar su huida y la del capital. Además desde 1980 impusieron la obligación de cambiar toda el dinero proveniente de la RFA con una tasa de cambio en la misma frontera de 1:1 (todo un negocio para ellos).
Lo que encontramos ahora allí es una pequeña réplica de la caseta de control que fue desmantelada en 1990. En el suelo están marcados con una línea de adoquines la ubicación del muro y la frontera. Han desaparecido, las torres de control y vigilancia así como el resto de dependencias relacionadas con el Check Point Charlie.
Actores disfrazados de soldados americanos y rusos reciben a los turistas haciendo guardia delante del puesto de control. Te permiten fotografiarte con ellos a cambio de dinero e incluso puedes poner como recuerdo un sello en tu pasaporte.
Es curioso como ahora solo se ven caras de diversión, se instalan cadenas de comida famosas y tiendas de recuerdos, en el mismo lugar donde miles de personas arriesgaron su vida para atravesar la frontera y cientos de ellas murieron en el intento, como Peter Fechter que en 1962, mientras cruzaba, recibió un disparo en la pelvis quedando enredado en las mallas de la zona “de nadie”. Murió desangrado ante la mirada de los militares de ambos bandos al no querer o atreverse a recogerlo para evitar un conflicto o disputa con el otro bando.
Por eso, si vas por el Check Point Charlie, recuerda a esas personas, párate a pensar un poco en lo que allí sucedió…
También, con un poco de suerte, algún turista te permitirá que le hagas una foto como esta…
… y luego puedes golfear en la playa (o algo parecido que se han inventado)… a escasos 100 metros…
No os podeis imaginar las ganas que tenía de terminar con Bowie una andanza. Esta canción la escribió en Berlín mientras contemplaba como una pareja se besaba cerca del muro en la parte occidental, la letra es maravillosa…